La entidad cumple en diciembre quince años de historia con buena salud y proyectos en cartera como el arqueológico «Beriso» o un libro sobre la historia del monasterio de Cornelllana.

El secreto del éxito de la Fundación Valdés-Salas se puede resumir en su capacidad para lograr la implicación del profesorado universitario y de algunas de las empresas más relevantes de la región en torno a proyectos singulares y pioneros, capaces de generar ilusión. Y no solo eso, sino que ha conseguido desarrollar su actividad en un entorno rural como es el Occidente asturiano, especialmente en Salas, donde la entidad tiene su sede y donde su buen hacer se ha granjeado el respeto y el cariño de la ciudadanía. La entidad cumple en diciembre quince años de historia con una salud fuerte y numerosos proyectos en cartera.

La Universidad de Oviedo cerró en 2008 los actos del 400.º aniversario de su fundación creando el Aula de Extensión Universitaria Valdés-Salas. Quiso hacer así un homenaje a Fernando de Valdés y Salas (Salas1483 -Madrid 1568), reconocido político y eclesiástico asturiano que fue fundador de la institución universitaria asturiana. Detrás de la idea estuvieron el catedrático emérito de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Oviedo Joaquín Lorences y el profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad Isidro Sánchez, que se convirtió en director del Aula. Juntos dieron forma, un año después, a la Fundación Valdés-Salas.

 «La Fundación Valdés-Salas es una entidad privada no lucrativa creada en 2009 por un grupo de profesores universitarios y empresarios. Su principal objetivo es llevar la Universidad a las zonas rurales de Asturias mediante la organización de actos académicos (conferencias, jornadas, seminarios, cursos …) y culturales (conciertos, exposiciones …) y la promoción de investigaciones en colaboración con la Universidad de Oviedo, en particular con el Aula de Extensión Universitaria Valdés-Salas creada en 2008 con motivo del IV centenario de dicha universidad», se puede leer en la web de la entidad. Lorences explica que la idea desde el inicio fue «que los profesores universitarios pudieran aportar su conocimiento y trabajo de manera altruista y que las empresas se involucraran aportando financiación para estas iniciativas». Todo ello con la vista puesta en que la Universidad «estuviese presente en las zonas rurales de Asturias, que son lugares con gran dificultad para el acceso a actividades culturales de calidad».

Explica Lorences que tanto él como Isidro Sánchez, que acaba de darle el relevo al frente de la entidad, conocían bien la Universidad por dentro y tenían claro que existía «una enorme generosidad y ganas de colaborar con la sociedad» en buena parte del profesorado y que solo hacía falta encontrar las vías para ponérselo fácil. Su primer gran reto fue investigar la misa de gaita, muy arraigada en Salas. El profesor Ángel Medina lideró una investigación que fructificó en el gran logro de que fuese reconocida como Bien de Interés Cultural (BIC)de carácter inmaterial en 2014. «Fue un gran logro y nos dimos cuenta del gran potencial que había», señala Lorences, convencido de la «gran potencia transformadora» que existe conjugando el conocimiento altruista con unos pequeños recursos. «Si al profesor universitario le das un buen proyecto, una gestión eficaz y unos recursos mínimos la capacidad transformadora es fantástica», añade.

 

Un grupo de patronos ante el mausoleo de Fernando Valdés Salas.

Un grupo de patronos ante el mausoleo de Fernando Valdés Salas.LNE

 

La reciente restauración del mausoleo de Fernando Valdés-Salas, en su Salas natal, fue otro de sus grandes logros, que se suma a proyectos como la investigación en el Dolmen de la Cobertoria, la apertura del Museo del Prerrománico en la capilla del palacio de los Valdés Salas o la remodelación del Museo de Arte Sacro de Tineo. Entre las iniciativas más recientes está su apoyo al milenario del monasterio de Cornellana con la próxima publicación de un monográfico del profesor Miguel Calleja, que dirige el Departamento de Historia de la Universidad de Oviedo o la próxima apertura de un centro de documentación del prerrománico.

«Todas estas iniciativas demuestran que la la Fundación ha conseguido experiencias interesantes para la sociedad asturiana que enriquecen la vida cultural de la región», añade Lorences, quien indica que la huella de la Fundación va más allá de Salas, con iniciativas en otros concejos como Pravia, Tineo, Cangas del Narcea, Castropol o Ribadesella. «La experiencia nos dice que las actividades que proponemos en el medio rural generan un disfrute mutuo entre los profesionales y los vecinos. En las zonas rurales hay un gran déficit de actividades culturales de calidad y por eso valoran mucho más cualquier contacto», añade el profesor, convencido además de que esta actividad cultural está logrando despertar el interés y el orgullo por Salas y otros concejos rurales en personas emigradas.

El presidente histórico de la Fundación indica que con la gestión eficaz de los recursos han logrado movilizar una importante cantidad de fondos. De hecho, hubo años en que se llegaron a invertir 300.000 euros. «Cuando a una empresa asturiana le planteas un proyecto relevante en general apoya. Hablo de hechos concretos, no de humo. La clave está en ser capaz de ilusionar a todas las partes y dar confianza», apunta. Y añade un dato más el profesor Lorences como prueba de la implicación de la gente con sus proyectos: «La prueba de que el trabajo llega a la gente se refleja en la confianza que nos dan. Para un propietario sus tierras son importantes y nos las ceden gratuitamente para muchas iniciativas como las excavaciones de La Cobertoria o los castros. Creo que es una prueba incontestable de confianza». Por todo ello, Lorences señala que estos quince años le han permitido disfrutar de una experiencia maravillosa y tranquilizadora «porque he visto el atruismo de las personas».

 

Joaquín Lorences, en la puerta de entrada a la sede de la Fundación Valdés-Salas, en Salas.

Joaquín Lorences, en la puerta de entrada a la sede de la Fundación Valdés-Salas, en Salas.Ana M. Serrano

 

Otra persona que jugó un papel clave en la creación del Aula Valdés-Salas fue el entonces rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, que respaldó de buen grado la iniciativa, convencido de que había que devolver a Salas parte de lo que uno de sus hijos ilustres había dado a la institución académica. El catedrático emérito de Química Orgánica es en la actualidad patrono de honor de la Fundación Valdés-Salas y un firme defensor de su labor: «Creo que ha tenido un recorrido importante y en estos años se han hecho bastantes cosas, no creía que fuera posible hacer tanto». Aplaude la labor de Joaquín Lorences, que «se ha dejado mucha salud» en esta andadura, y la implicación de la Universidad como institución y del profesorado, especialmente de la rama de Humanidades, en todas las iniciativas promovidas por la Fundación. Gotor considera también que esta incansable labor de la Fundación Valdés-Salas ha dado «un empuje» enorme al concejo de Salas, un territorio que goza de un patrimonio variado y completo.

 

Arqueólogos en el dolmen de La Cobertoria, en Salas.

Arqueólogos en el dolmen de La Cobertoria, en Salas.Ana M. Serrano

 

El actual rector de la Universidad, Ignacio Villaverde, solo tiene palabras de alabanza hacia la entidad: «La Fundación Valdés-Salas ha sido una idea muy feliz porque ha recuperado muchísimo patrimonio histórico y porque tiene además un magnífico programa de becas que, con la colaboración de empresarios de la zona, está dando la oportunidad de acceder a las aulas universitarias a estudiantes que, de otro modo, lo tendrían muy difícil. Pero es que, además, la Fundación ha recuperado la colegiata y ha puesto a Salas y su entorno en el mapa de Asturias con actividades enormemente valiosas». Villaverde apunta que la institución académica asturiana se siente «muy orgullosa de la profunda relación entre la Fundación y la Universidad y de que, además, Joaquín Lorences haya sido su presidente y le deseamos todo lo mejor a Isidro Sánchez en esta nueva singladura».

Coincide el arqueólogo Ángel Villa en el reconocimiento a la figura de Joaquín Lorences. Está de acuerdo en que es meritorio el logro de conjugar el conocimiento del profesorado universitario y la financiación de la empresa privada, pero lo atribuye en buena medida al buen hacer de Lorences. «Es el alma y el cerebro de la Fundación, una persona generosa, culta, con una visión realmente sorprendente y capaz de lograr que todo el mundo se comprometa. Joaquín despierta confianza y transmite bonhomía», señala el arqueólogo del Museo Arqueológico de Asturias.

Para Villa, la Fundación Valdés-Salas es «un ejemplo excepcional en Asturias» en ese camino de conjugar el compromiso de los investigadores universitarios con la empresa privada y está convencido de que ha cumplido con creces todas las expectativas puestas en el inicio de la andadura. «La actividad que ha desplegado la Fundación no es que sea extensa y abarque muchos campos, sino que está trabajando en cuestiones esenciales y con patrimonio muy relevante. Considero que no tiene paraleo en cuanto a lograr la implicación de la iniciativa privada en la conservación del patrimonio», apunta Villa, que también forma parte del patronato de la entidad.

 

El castro de Pena Aguda, donde se han desarrollado excavaciones.

El castro de Pena Aguda, donde se han desarrollado excavaciones.LNE

 

En lo tocante al patrimonio arqueológico, Villa aplaude sus dos iniciativas más relevantes en la actualidad: la investigación del mundo neolítico con especial acento en el dolmen de La Cobertoria y el proyecto Beriso, que estudia la minería protohistórica y romana en Belmonte de Miranda y Salas. «La Fundación Valdés-Salas lidera ahora mismo la investigación en megalitismo en Asturias, con la expresión más visible en el seminario recientemente organizado y con profesionales muy destacados en este campo», señala Villa. Al respecto del proyecto Beriso, que es posible ejecutar gracias «al apoyo incondicional» del banco Sabadell y de la minera Orovalle, Villa adelanta que se están recabando datos «prácticamente inéditos en la región». Por ejemplo, se han descubierto detalles como que en el poblamiento poblamiento de Pena Aguda, en Belmonte, fue de «carácter estacional y limitado a la Primera Edad del Hierro y que estuvo vinculado al beneficio y metaurgia del cobre».

 

Grupo de patronos y representantes de la entidad durante el acto de entrega de Asturiano del Mes en 2023.

Grupo de patronos y representantes de la entidad durante el acto de entrega de Asturiano del Mes en 2023.Luisma Murias

 

Otra persona que ha seguido desde el principio los pasos de la Valdés-Salas es el también patrono y director general del banco Sabadell Herrero, Pablo Junceda. «La Fundación Valdés Salas ha sido y es un ejemplo de éxito de la colaboración entre las instituciones públicas, la Universidad y el sector privado comprometido con Asturias. Juntos somos más fuertes y más capaces de impulsar proyectos positivos para Asturias”.

Por su parte, el presidente de Alsa, Jacobo Cosmen, no tiene más que buenas palabras para la Fundación Valdés-Salas, de la que su madre, María Victoria Menéndez, es presidenta honorífica. Así explica su adhesión al proyecto desde un primer momento: «El rigor presupuestario, su rigor en los proyectos, y la seriedad con la que se nos planteó el tema, nos pareció de los más atractivo para unirnos al mismo como aportación a un freno de la despoblación del ámbito rural, además de recuperar tradiciones culturales de esa Asturias rural y preservarlas con la capacidad de la Universidad de Oviedo».

Cosmen coincide con el resto de voces consultadas al considerar que en estos quince años de labor «se han superado nuestras expectativas». Y añade: «La Fundación goza de un prestigio y reconocimiento importante, y en el caso de Salas, el pueblo colabora y comparte la visión de la Fundación». Por ello, precisa Jacobo Cosmen, su madre, «aceptó encantada y gustosamente el nombramiento como Presidenta de Honor, en agradecimiento a la labor de la Fundación con el pueblo de Salas».

El profesor Joaquín Lorences tiene claro su deseo para el futuro de la Fundación Valdés-Salas: «Que mantenga la actividad, que sé que lo va a hacer, el entusiasmo y la ilusión porque es una experiencia que no debe morir sino expandirse hacia otros territorios». Nadie duda de que con Isidro Sánchez a los mandos, la entidad tiene garantizado un buen viaje.

 

 

Fuente: La Nueva España