La apuesta del conde Ganadero

Lugar: Sama de Grado / Sama (Grado / Grau).
Narrador: Manuel López Alvarez, «Sanchón», 89 años.
Grabación: J. S. L. (2006)

Ahí arriba en el Alto de Santa Ana vivía un conde que llamaban el conde Ganadero. Esto ya fue hay mucho tiempo. Ya lo contaba mi padre, enseñábanos la capilla y todo, que en esa capilla ahora hicieron una cabaña pa meter el ganáu y eso.

Entonces, ese conde Ganadero fue una vez a Oviedo y sintió tocar una gaita. Y dijo él que cuánto darían sus hijas por sentir una gaita tocar. Y, ¡coño!, pues empezaron a hablar y dice:

—Pues nada, si va hasta allá tocando la gaita y tal…

—Yo me comprometo a dir allá sin parar de tocar la gaita hasta llegar allá. ¿Cuánto daría usted por dir allá?

Dice:

—Daría mi vacada, el perro y el cencerro.

Y arrancaron de Oviedo, pero constó escrito. Eso quedó escrito allí en Oviedo. Y cuando llegaron ahí al alto de Perlavia, que llaman La Corona, pues diz-y él al conde Ganadero:

—¿Queda muy lejos?

—No, en llegando a este alto ya vamos a ver la torre.

Y vieron la torre. Dice:

—Mira, es aquélla.

Y entonces el gaiteiro empezó a cantar y tocar la gaita más fuerte. Y decía:

Mía es la torre

del conde Ganadero,

mías son las vacas,

el perro y el cencerro,

que bien ganadas las tengo.

Y al llegar a la fuente de Piedra Llábana, una fuente que nace a raíz de tierra, que hay unas llábanas de piedra maciza, el gaiteiro agachóse a beber, pero sin parar de tocar la gaita, y el otro traidor tiró-y un llabanazo y matólo.

Pero como quedara escrito en Oviedo tiraron tras de aquello y cayó. Era lógico que cayera. Y entóis embargáron-y la torre, el perro y el cencerro.

Resumen / Summary

Un gaitero de Oviedo apuesta con el conde Ganadero a que es capaz de tocar la gaita sin descanso hasta llegar a Sama de Grau. Al llegar a La Corona, cerca del palacio del conde, el gaitero celebra su triunfo, pero el conde lo mata de un golpe mientras bebe en una fuente. Aun así, como la apuesta había quedado registrada en Oviedo, el conde pierde sus posesiones, embargadas por la justicia.

A bagpiper from Oviedo bets with Count Ganadero that he can play the bagpipes without stopping all the way to Sama de Grau. Upon reaching La Corona, near the count’s palace, the piper celebrates his victory, but the count kills him with a blow while he is drinking from a fountain. Nevertheless, since the bet had been officially recorded in Oviedo, the count loses his possessions, which are seized by the authorities.

Comentario

Leyenda extremadamente rara en la tradición oral hispánica, de la que únicamente se conoce una versión vasca titulada Albokari Bat Parisen [Un albokari en París] publicada por Resurrección María de Azkue en Cancionero popular vasco (1921). Esta leyenda vasca narra la apuesta entre un albokari y un arriero por la que el primero se compromete a atravesar la calle más larga de París sin dejar de tocar la alboka o albogue (instrumento de viento compuesto por un tubo de madera con varios agujeros en cuyos extremos se encuentran dos piezas de cuerno). Cuando ya se ve ganador de la apuesta, el albokari entona una canción que dice así:

El arriero, consciente de que iba a perder la apuesta, hizo que su macho tomase la delantera, cerró con una mano la abertura saliente del albogue y con la otra impidió que el albokari pudiese respirar, hasta que, asfixiado y ya sin vida, cayó de su montura.

Según anota el propio Azkue en su Cancionero popular vasco (1921-1925), donde transcribe la partitura de Goizean Parisen y comenta esta leyenda: «Dan tanta importancia a esto nuestros albokaris que para mostrar la habilidad de alguien en manejar el instrumento suelen decir: Orek goizean Parisen daki [Ese sabe tocar goizean Parisen]».