fecha: 3800-3700 antes de cristo

El primer túmulo fue ocultado alrededor del 3800-3700 a. C. por una masa arcillosa en forma de anillo (de entre dos metros veinte y dos metros treinta de anchura) que destaca por la originalidad de su forma y por la cuidada selección de los materiales empleados. Por ejemplo, utilizaron barros de distintas texturas, sobre todo rojizas y anaranjadas, que apenas contienen piedras en su interior.

Sobre la rosca de arcillas aparecieron evidencias claras de combustión que debemos relacionar con múltiples fuegos y algunos ardieron con mucha intensidad, lo que a buen seguro le daría mucha relevancia a la estructura. Los vínculos entre el mundo de la muerte y el fuego son muy intensos en el período neolítico y han sido identificados también en otros monumentos megalíticos de la península ibérica o del continente europeo.

La incandescencia de los fuegos sobre la arcilla y su intensidad facilitaron, además, la datación mediante una técnica (la termoluminiscencia) que rastrea el proceso de conformación de unas partículas cristalinas que se crean durante combustiones a cierta temperatura. Para datar las fases constructivas I y III de la Cobertoria se pudo utilizar una técnica más sencilla y muy precisa conocida como radiocarbono, que permite la medición de restos del carbono aún presente en elementos orgánicos, como la madera.

Siguiendo con la descripción del diseño arquitectónico, las arcillas definen esa planta circular que conformaría el anillo, dejando un amplio hueco en la parte central. En las estimaciones aproximadas que se han realizado esta segunda fase arcillosa superaría en tamaño el primer túmulo de piedra, ya que llegó a alcanzar once metros de diámetro máximo.

El hueco central del anillo fue relleno durante la fase II con una masa de tierra con barros y carbones, que también ayudó a ocultar la masa del túmulo pétreo de la primera fase. La casi nula presencia de piedras en el amasijo de relleno de la oquedad central vuelve a señalar la cuidada selección realizada en los materiales constructivos utilizados durante la segunda fase.

Resulta complicado, si no imposible, determinar qué ocurrió en el punto central en esta etapa de la Cobertoria, ya que en este espacio se impondrá, durante la última fase constructiva, una nueva estructura que modificará (una vez más) todo lo anterior.

De lo que no cabe duda es del esfuerzo, cada vez mayor, desarrollado por las comunidades que poblaron el entorno de Mallecina en la Prehistoria para sacralizar, mediante distintos diseños arquitectónicos, este lugar. Hoy en día sabemos, por ejemplo, que esta segunda fase utilizó unos barros de color anaranjado que no son propios del espacio de la Cobertoria, pero que sí se pueden obtener en las dos barreras conocidas en el entorno: la mina de la Arena y Gallineiro. Las muestras analizadas del túmulo, cotejadas con las de las barreras, deparan naturalezas geológicas muy similares entre ellas con alta concentración de magnesita. Un material muy habitual en las proximidades del pueblo actual de Valderrodero y que, por ese motivo, fue explotado en el siglo XX.

Para construir el anillo arcilloso, por tanto, fue necesario remontar desde las zonas medias del valle de Mallecina, a cotas de 500-600 metros de altitud, hasta alcanzar los 778 metros de la Cobertoria; todo ello acarreando toneladas de esa arcilla tan característica. Una red de caminería no muy distinta a la utilizada hasta el siglo XX habría sido, muy posiblemente, la utilizada para salvar ese importante desnivel: no olvidemos que el Camino Real pasa inmediato al dolmen y conecta la Cobertoria con zonas más bajas del valle cruzando la llamada Campa de San Juan, muy próxima al núcleo actual de las Corradas.

DOLMEN DE LA COBERTORIA

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